Me confunde este Rozitchner, que es Alejandro, y no León, su padre, también filósofo, y al que la mayor parte de la gente reconoce como una de las mentes más lúcidas de su tiempo. Pero hoy no vamos a hablar de León. Hoy toca Ale.
Ale, como lo llaman los que siguen su blog, reconoce a todo el que quiera oírlo, que fue de izquierdas, y que agradece haber visto la luz y haber engrosado la lista de la derecha.
El martes 12 de junio, Ale posteó un artículo bajo el título "10 razones por las que voy a votar por Mauricio Macri". Llegué al mismo por los comentarios que suscitó el mismo en diferentes bitácoras, entre ellas, la del Criador de Gorilas.
En la blogósfera comenzaron a circular las 10 razones de Ale, que cosecharon adherencias, críticas, datos sobre la trayectoria de Ale… todos a colación de su apoyo al macrismo.
Es normal que en el blog del amigo Ale la mayoría de los comentarios sean a favor. Pero al escribir algunas cosas que detallaré en este post, y después de esperar sin suerte a que fuera "aprobado" mi comentario, me resigné a que Ale tampoco quiera debatir, o escuchar ideas, o que, sobre todas las cosas, se le hagan preguntas.
No lo critiqué por ser de derecha o haber sido de izquierda. No es mi objetivo. Cuando le mandé mi comentario sólo quería saber qué pensaba Ale sobre algunos temas.
El hemisferio izquierdo del cerebro, que es el racional, quizás le dice a Ale que los argumentos o las preguntas lo pueden incomodar; y el derecho, que es el emocional, quizás le dice que es un gran filósofo, un prohombre que ilumina almas perdidas, y que mejor no poner un comentario que le puede restar adeptos a su ego.
No quiero hacer un juicio de valor sobre su voto, sobre Macri, sobre las razones por las que no debatió... No, se trata de Alejandro, que es Rozitchner, que es filósofo y escritor, y al que curiosamente, pese a su profesión, no le gusta intercambiar ideas.
Y sí, estoy caliente. Me molesta que los que se llaman abiertos al diálogo, a las preguntas y a las ideas y los pensamientos de otros, en este caso yo, actúen callando primero a los otros, para poder callar ellos.
Entre las cuestiones que le plantee en el comentario, si hago buena memoria, le decía a Ale que en los blogs había un documento de septiembre de 2006 sobre el personal de planta de la legislatura de la ciudad de Buenos Aires en la que aparecía su nombre (Buscar en la R de Rozitchner, Ale, claro)- perdí el rastro del blog donde obtuve la información, ya que estaba en el comentario que Ale nunca publicó.
Ale, si me escuchás, solo quiero que comentes este y otros temas que te planteé.
Sé, porque hay cosas que se saben, que durante la pasada campaña política, la de diputados de 2005, que le prestaste tus servicios de asesor a Compromiso para el Cambio. Insisto, sin juicio de valor Ale. No hay problemas en que trabajes para Macri, Filmus, Rafael Bielsa, o Lilita Carrió.
Te preguntaba, para saberlo de la fuente principal, si habías trabajado para Mauricio, que es Macri, y si aún trabajás. Sería interesante saberlo para conocer desde dónde te parás para esgrimir tus 10 razones.
Sí critiqué que mientras lo entrevistabas para Hora Clave hace dos años, no aclararas que también trabajabas para él, ya que considero que no decirlo es poco ético.
También dije que la gente con la que uno decide trabajar no es gratis, ni a favor ni en contra. Sobre todo cuando se trata de un personaje como Grondona, cuyo rol en la historia argentina es poco agraciado. Más bien deplorable diría.
Trabajar con Grondona implica aceptar parte de su historia, una cierta complicidad. Para quienes no lo leyeron, les recomiendo que lean su biografía "El Doctor", escrita por el periodista Martín Sivak, que ilumina bastante lo que Mariano siempre quiso ocultar y olvidar, antes de devenir en un demócrata convencido.
Pensar en Mariano me trae malos recuerdos. Como cuando NO lo interrumpiste el día en que dijo que lo que más le dolía del General Don Augusto Pinochet era que hubiera robado porque "matar y morir por las ideas" es una cosa, "pero robar...".
Ese día esperé que te levantaras de la mesa. Pero no lo hiciste. Después esperé que no aparecieras al próximo programa, pero apareciste.
Ahora, tu blog está plagado de comentarios lindos: "Ale, dijiste todo lo que pienso". "Ale, me encantó tu artículo". "Ale, qué claridad…". Ale, Ale, Ale... casi me emociona tanto consenso.
Te escriben el Diario de Yrigoyen, y parece que te encanta. Y yo lo lamento, porque más que si alguien es de izquierdas o de derechas, yo quiero que haya una buena izquierda y una buena derecha. Gente dispuesta a hablar, a debatir, y que tenga el culo limpio.
Después la gente, vos o cualquiera, critica a un gobierno autista que no quiere diálogo y solo confronta, calla y oculta. Es una postura sumamente criticable. Pero vos ya no podés criticar a nadie. Hay que predicar con el ejemplo.
Asumo que el que oculta algo, sobre todo un comentario que no hace daño a nadie, tiene el culo sucio.